Comienza el día, mi cuerpo se prepara para el esfuerzo mas dulce del año. Mi cabeza hará que el mayor dolor se convierta en un pellizco sin mas. Todo lo malo se hará bueno.
Se va adentrando la tarde, mi corazón no para de vibrar de una forma diferente, el sudor hace su aparición siendo que hago el mínimo esfuerzo. Algo esta ocurriendo en mi.
Mi corazón esta diciéndome que ya esta preparado para vivir el momento. Todo acaba de comenzar.
Paso tras paso me voy acercando al templo donde los pasos ahí residen y mi momento comenzara a dar minutos de pasión.
Subo las escaleras, continuo por dentro de la iglesia, de pronto me encuentro con mis pasos, pasos que transportare en mi corazón y uno de ellos tendré el placer de llevar en mi hombro.
Nos cambiamos muchos de los portantes al lado del paso, hablamos, nos contamos lo ocurrido en este año, anécdotas, pero en todo momento me miro de refilon a la cara de la talla, cara que me transmite la dureza de la vida y del ultimo año que he vivido, pero que ahora se me quitara todo el peso y comenzara un año porque él me ayudara.
Se acerca el jefe de paso y nos da la bienvenida a esta experiencia, pero yo ya llevo un día entero con un cuerpo extraño, diferente a cualquier día, ya con ganas de vivirla.
Todo listo para comenzar, todos colocados por alturas, en nuestros sitios de toda la vida, mi cabeza esta en hacerlo bien, mi corazón en luchar por los míos y por mi.
Nos juntamos todos antes de comenzar la procesión y rezamos un Padre Nuestro y un Ave María, esto hace que aun me ponga mas nervioso porque se que serán las ultimas palabras antes de empezar. Yo lo único que digo: “ Gracias por vivir el momento, ahora te toca a ti ”.
Escucho el primer golpe de maza, atención comienzan los minutos de pasión.
Segundo golpe, levanto con el brazo, con el corazón yo soy el que lleva la cruz.
Tercer golpe, estoy en el camino de la lucha y el que vivió Jesús, el camino del calvario.
Pocos minutos después de haber comenzado, siento el dolor y cansancio por el peso del paso, pero recuerdo que Jesús no tuvo este dolor, él tuvo el dolor de todos los humanos encima suyo.
Poco a poco, paso tras paso, gota tras gota, palpitación tras palpitación voy haciendo camino, voy llevando al paso, camino que se me hace mas fácil porque estoy rezando por la vida, y lo único que pido es salud a los míos y que pueda tener la suerte de vivir estos momentos.
Entramos en la catedral.
Primer golpe de maza, paramos de andar, he acabado mi camino pero continua mi pasión.
Segundo golpe de maza, bajamos el paso, me giro y las únicas palabras que sienten mi corazón se las dedico a él: “ Gracias por ser 90 minutos un Nazareno, ahora comienzo a ser otro mas” , “ Ahora, te toca luchar dentro de tu casa por todos los cristianos”
